llueve
el
paisaje se silencia
las
palabras se ocultan
bajo
pétalos sedientos
sólo
el poeta,
insomne,
oye
el latido final
de
una gota
sobre
la hoja muerta
Sólo
él percibe
la
fragilidad de la belleza
el
mudo sonido que aliviará
la
angustia de su poema.
Llueve,
aún
llueve...