"Con la palabra se ve lo no visto, o incluso lo no visible"-
EMILIO LLEDÓ. El silencio de la escitura

sábado, 27 de marzo de 2010

FUGA


Eligió acomodarse en el horizonte. Transgredir el trayecto de lo razonable, de la verticalidad. Cansado estaba de ser una sombra más en el círculo de las miserias asfaltadas. Desafiando las leyes naturales decidió poner sus ojos a la inversa. El caparazón de una caracola imaginada le sirvió para apoyar su desafío. Quería encuadrar la eternidad en su mirada, encontrar un espacio sin puntos que lo sobresaltaran. Desde ese paradigma le bastaba elevar apenas sus brazos para rozar las tentaciones del paraíso pero escondia sus manos entre los pliegues de su desnudez privándolas del placer. Había huído hasta de los gozos palpables. La luna nueva encogía aún más su interrogante curvatura para dar cobijo a su albedrío. De espaldas a la existencia se alojó allí adonde el tiempo se mide en asombros. La brevedad del parpadeo de los insectos eran los compases de su reloj vital. Fue desde entonces y para siempre un habitante de ese no lugar en donde las fantasías hechan raíces. Un morador de la sinrazón .
“La razón, para ser razonable, debe verse a sí misma con los ojos de una locura irónica”.
Erasmo de Rotterdam

jueves, 18 de marzo de 2010

EL PESO DEL ALMA



Al igual que lo hacen las plumas ella también fue dejando que el aire se adueñara de su liviandad. Medía la ingravidez del amanecer y antes de asomarse al mundo menguaba el espesor de su despertar, deshojándose aún en primavera.
Su mirada, ojal de la desesperación, negaba a sus sentidos hasta el placer de observar las deliciosas naranjas en la naturaleza muerta del cuadro colgado en el salón. Sólo creía en la verdad que sus finas manos palpaban angustiadas; en la equívoca percepción de su geometría .
Levitaba entre las diagonales de una vida en donde se cruzaban la impiedad de sus fantasmas y la miopía de lo irracional.
A solas y engañando a su propia soledad se miraba en el espejo. Desde ese espejo de cristales astillados un maniquí descarnado le hacía guiños de complicidad y su cuerpo huía de las imágenes que le devolvían las esquirlas de la luna rota... despojándose hasta del peso de su alma.

jueves, 11 de marzo de 2010

DESENCANTO

Foto: http://pacomerloansin.blogspot.com/

Todo fue distinto desde aquella noche en que algo sombrío comenzó a sobrevolar su Edén. Las imágenes del paisaje se fueron diluyendo, los colores ennegreciendo. Los querubines que la protegían emprendieron raudo vuelo. Pidió consejos a los duendes que resistían el dolor, doctos en conjuros milagrosos, para que esa siniestra sombra que borrraba sutilmente el color de sus días y de su vida desapareciera. Y en sus desvelos, con la tenue luz que aún desprendía la luna, humedecía la vejez de su lecho, las nervaduras quebradas de las hojas de su calendario y su piel marchita de ausencias, con jugos afrodisíacos que espantaban traiciones de almas oscuras.
Desafiando hasta el agotamiento a Érebo, improvisó plegarias, guardó un trébol de cuatro hojas entre las páginas de un libro y rezó sin saber hacerlo a cualquier dios y ante cualquier altar para ahuyentar la opacidad de su paraíso..
Y vestida de negro esperó, por siempre.